Resulta bastante habitual que las familias se centren en los hitos que han de cumplirse durante el desarrollo infantil, pero que no estén tan al tanto de cuáles son realmente los focos rojos; es decir, aquellas señales de alerta que realmente denotan que puede haber algún problema a la hora de la evolución de los más pequeños.
No se trata tanto de obsesionarse ante cualquier potencial problema, si no de conocer las claves que permiten identificar qué puede pasar para, a partir de ahí, dar los pasos adecuados para potenciar el desarrollo, ayudar a corregir si es necesario y, por supuesto, propiciar una óptima evolución de los bebés. En definitiva, no se trata tanto de preocuparse ante un posible déficit en el desarrollo infantil; si no de ocuparse 😉
el desarrollo infantil se adapta a cada bebé

La siguiente frase la repito mucho en todos mis contenidos, tanto en talleres presenciales, como en las clases de la Escuelita como en los canales de RR.SS. … ¡pero es que resulta fundamental!: cada niño tiene un ritmo de desarrollo propio, por lo que los tiempos medidos y las comparaciones con otros no tienen cabida.
Precisamente por eso, resulta especialmente importante conocer qué elementos o la ausencia de qué hitos puede suponer un indicio sobre la existencia de algún problema o retraso en nuestros pequeños; ya que ello nos ayudará a contar con un mayor grado de certeza para confiar en que el desarrollo del bebé se está realizando de la mejor forma posible, siempre acorde a su ritmo, sus capacidades y habilidades.
signos de alerta en el desarrollo infantil durante el primer año

Aunque hablamos de este tema en profundidad hace un tiempo, recordemos aquí los signos básicos de alerta a los que estar atento durante el primer año:
· Si a los 3 MESES no presenta sonrisa afectiva, no hay control ocular, no existe un control mínimo de la cabeza o está más irritable de lo normal
· Si a los 6 MESES tiene muy bajo tono muscular en el tronco o extremidades, mantiene la mano cerrada sobre el pulgar o no coge objetos
· Si a los 9 MESES no hay sedestación con apoyos, si se desequilibra y no tienen el reflejo de poner brazos hacia delante o no hay balbuceo
· Si a los 12 MESES no muestra interés por lo que le rodea, no gatea ose desplaza, no comprende demandas sencillas o hay ausencia de juegos funcionales, como rodar coches o apilar objetos
focos rojos en el desarrollo infantil más allá del primer año

Hay algunas claves que, superado el primer año, deben llamar nuestra atención se produzcan a la edad que se produzcan…
– Existe poca interacción con otras personas, tanto con adultos como con niños.
– No se aprecia evolución en su juego o en su actividad psicomotora, que se quedan anclados sin interesarse ni buscar nuevas alternativas de entretenimiento.
– Presenta una irritabilidad constante, incluso extrema, que resulta difícil de neutralizar o consolar. Muchas veces esta irritabilidad puede estar asociada a que recibe estímulos de forma constante, que suelen molestarle y causarle esa sensación de irritación.
– Hay ausencia de avances o consecución de nuevos hitos, que en esta etapa suelen apreciarse de forma constante. Incluso, se pueden producir regresiones, perdiendo habilidades motoras o cognitivas.
¿Qué hacer para garantizar un óptimo desarrollo infantil?
Identificar cuándo se produce una alteración en la evolución de los más pequeños es una clave imprescindible para poder ponerse manos a la obra y ayudar a los niños, brindándoles oportunidades para potenciar su desarrollo. Para ello, la estimulación temprana y adecuada va a ser una herramienta imprescindible y necesaria no solo para optimizar el desarrollo físico del bebé, si no también el emocional y cognitivo, gracias al uso de estímulos de calidad.
Ante la aparición de cualquiera de los focos rojos anteriormente mencionados la pauta de actuación debe ser siempre consultar con un profesional especialista (pediatra, neuropediatra, fisioterapeuta pediátrico, o profesional de estimulación temprana) para que valoren la situación y establezcan las pautas a seguir de cara a revertir o superar la situación identificada como un signo de alerta en el desarrollo infantil.