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emociones de tus hijos

Claves para entender las emociones de tus hijos

¿No es fascinante ver lo rápido que aprenden tus hijos? Cada semana e incluso cada día te sorprendes a ti misma pensando. “¡Wow! ¿de verdad ya puede hacer eso? ¿cuándo lo habrá aprendido?”.

Durante los primeros años de vida, cada día tus hijos van perfeccionando sus movimientos y cada día vas viendo cómo evolucionan hasta sus expresiones faciales.

Y es que las emociones también van cambiando con la edad.

En este artículo descubrirás cuando van adquiriendo tus hijos las diferentes emociones, cómo las gestionan y te desvelaré algunas curiosidades sobre las emociones infantiles.

¿Tus hijos nacen sintiendo o a sentir también se aprende?

emociones de tus hijos

Quizá tu respuesta a esta pregunta sea que tus hijos nacen sintiendo. Y estás en lo cierto, pero solo parcialmente. Y es que quizá te sorprenda saber que no sienten todas las emociones desde el principio.

La parte del cerebro donde se localizan las emociones se empieza a desarrollar en la semana 22 del embarazo y a partir del séptimo mes de embarazo, los músculos faciales de tu bebé ya están preparados para expresar emociones.

Ahora bien, que nazcan sintiendo y que puedan realizar todos los movimientos faciales implicados en la expresión emocional como fruncir las cejar o esbozar una sonrisa, no significa que puedan experimentar todas las emociones desde que nacen.

Ten en cuenta que, por ejemplo, para poder mostrar sorpresa, tienes que haberte expuesto a muchas situaciones y poder distinguir aquellas que son inesperadas o que se salen de lo habitual.

De la misma manera, para poder expresar miedo tienes que haberte expuesto a muchas situaciones y detectar las que son peligrosas.

Por este motivo, las expresiones faciales de tus hijos aparecen de forma progresiva.

¿A qué edad aparecen las diferentes emociones?

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Entender a que edad van sucediendo las distintas emociones nos ayudará a entender el proceso:

  • De los 0 a los 3 meses: Durante los primeros tres meses de vida tus hijos muestran una vida emocional bipolar, es decir, que o se encuentran bien o se encuentran mal; y en ambos casos lo detectas enseguida.
  • A partir de los 3 meses tus hijos empiezan a mostrar lo que se denomina sonrisa social en respuesta a tus carantoñas o juegos con ellos. Será entonces cuando veas claramente la alegría en su rostro.
  • Hacia los 4 meses aparece la emoción de rabia, especialmente en situaciones de frustración. Por ejemplo, a esta edad se puede apreciar cierto malestar en tus hijos cuando dejas de interaccionar de forma brusca con ellos.
  • Alrededor de los 5-6 meses aparecen los celos. Este dato puede que te sorprenda porque es una emoción que suele asociarse a niños más mayores, pero se ha visto que a estas edades la muestran cuando la madre está jugando con el bebé y de repente empieza a hacer caso a otro bebé. También hacia los 6 meses aparece la sorpresa en situaciones que se salen de lo habitual.
  • A los 7 meses aparece el miedo. De hecho, uno de los primeros miedos que tienen es a separarse de su madre y de ahí surge la famosa ansiedad por separación.
  • A partir de los 18-24 meses surgen las emociones sociales como la culpa o la vergüenza. Son las que se desarrollan más tarde porque, a diferencia de las emociones primarias, las sociales ocurren en respuesta a situaciones sociales. Por lo tanto, para que se den tus hijos tienen que comprender las normas sociales y si su comportamiento se ajusta o no a estas normas, y esto lleva su tiempo.

Cómo aprenden a gestionar sus emociones

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Como hemos visto, a los dos años tus hijos expresan tanto emociones primarias como sociales. Sin embargo, que sepan expresarlas no significa que las sepan gestionar, ni mucho menos. De hecho, tus hijos necesitan que estés a su lado y les ayudes a gestionar sus emociones hasta que ellos puedan hacerlo por sí mismos hacia la adolescencia.

Esto es porque cuando sienten una emoción muchas veces no son conscientes de lo que les pasa. Se sienten mal y no saben por qué. Por eso necesitan que a su lado haya un adulto que sepa mantenerse en calma cuando ellos están desbordados por sus emociones.

Y esto último es muy importante porque si tanto tus hijos como tú estáis desbordados por la emoción, difícilmente podrán recuperar la calma.

Voy a ponerte un ejemplo para que lo entiendas mejor. Imagínate que hay muchas turbulencias en un avión y eso te asusta. Entonces miras a la cara de la tripulación en busca de tranquilidad, pero descubres que tienen la misma cara de miedo que tú. ¿Cómo te sentirías?

¡Mucho más asustado!

Pues a tus hijos les pasa igual. Buscan en ti esa seguridad que les permita calmarse.

Curiosidades sobre las emociones de tus hijos

emociones de tus hijos

Como hemos visto, tus hijos necesitan que les transmitas tranquilidad para recuperar la calma. ¿Y qué es lo que más tranquilidad aporta? Estar informado.

Por eso, voy a contarte algunas curiosidades sobre las emociones de tus hijos.

La primera es que las emociones de tus hijos no son exactamente igual que las tuyas. La razón es muy simple: porque su cerebro no es igual que el tuyo.

Los niños tienen más desarrollada su parte emocional que su parte racional. Esto me lleva a la segunda curiosidad que es que sus emociones son intensas, son rápidas, están conectadas al presente y son atemporales. Veamos cada una de estas características un poco más en detalle.

  • Intensas. Habrás sido testigo en numerosas ocasiones de que tus hijos pueden responder de manera igualmente intensa a algo digamos «trivial» y a algo más grave.
  • Rápidas y conectadas al presente. También te habrá llamado la atención que tus hijos pueden pasar del berrinche total a llorar de la risa rápidamente y sin explicación. Esto a veces puede hacerte pensar que te estaban manipulando o que estaban fingiendo porque enseguida se les ha pasado y ¡para nada! Tus hijos viven en el presente y cuando lloraban ponían la atención en eso que les estaba poniendo tristes y, cuando han visto el juguete que tanto les gusta, su foco de atención ha cambiado y se han centrado en lo felices que les hace ese juguete.
  • Atemporales. Cuando tus hijos sienten una emoción piensan que va a ser así para siempre porque viven en el presente. No son conscientes de que una emoción es algo que empieza y termina. Por eso también son tan intensas porque a ver, ponte en situación. Imagínate que estás enfadado y que piensas que nunca se te va a pasar. Sería muy desagradable, ¿verdad?

Espero que esta información te haya resultado útil para entender las emociones de tus hijos. Recuerda que puedes encontrar más información sobre emociones y sobre cómo gestionarlas, en mi curso gratuito de introducción a la educación emocional.

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Sobre Natalia González

Soy Natalia González

Diplomada en magisterio infantil, licenciada en Psicopedagogía y emprendedora.

Mamá de tres hijos maravillosos. Con mi primera hija, no solo tuve una niña preciosa, si no también la necesidad de reenfocarme en aquello que me encanta: la estimulación temprana, aplicándola siempre a través del juego y respetando el ritmo único y propio de cada bebé.

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